miércoles, 31 de diciembre de 2014

Adiós 2014. Por fin.

Supongo que celebrar que la Tierra ha dado otra vuelta al Sol poniendo como punto de partida un día escogido al azar hace más de 2050 años, está bien.
Después de vueltas como la última, te das cuenta de que nada sirve. Que lo que tenga que ser, será, la vida no presta ninguna atención a tus inútiles intentos de conseguir cambiarlo. Yo ya no brindo por la felicidad, más efímera que un meteorito consumiéndose en la estratosfera. Brindo por el sentido del humor, porque en los momentos infelices, es lo único que consigue empujar el horizonte.
Brindo por esa gente que lo hace fácil, por aquellos que consiguen que fluya bien.
 


Ni Wes Anderson podría encuadrar este año para que quedara bonito.

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