Un microrrelato que escribí este verano. Algunos ya lo habéis leído, pero esta noche he soñado algo demasiado perfecto para ser real y me he acordado de esto.
Desperté con un inmenso dolor de cabeza e intenté
recordar algo de la noche anterior.
Recordé haber estado en la playa al atardecer,
cuando el cielo se confundía en la línea del horizonte con el mar, mientras el
sol dejaba escapar sus últimos rayos anaranjados y desaparecía lentamente augurando la
oscura noche.
Recordé ver en la playa a unos hombres con pinceles
que transportaban unas escaleras enormes, a las cuales se subieron. Cuando
llegaron a lo más alto, comenzaron a pintar estrellas en el firmamento. Unas
eran plateadas, otras más doradas, de algunas huían pequeños destellos rojizos...
El sol acababa de escabullirse entre las olas
dejando sólo oscuridad. Pero conforme iban pintando estrellas, la luz volvía a
nacer de ellas y se reflejaba en el mar.
Dudé un momento de mi memoria, pues recordé el golpe
en la cabeza. Supuse que había sido un sueño, uno de esos que son demasiado
reales para ser sueños, pero demasiado perfectos para ser reales.
Pink Floyd, esta imagen es una maravilla. Contado con sencillez y con una gran belleza... En definitiva, me encanta.
ResponderEliminarNo sabes qué ilusión me hace que le guste a mi maestra.
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