miércoles, 1 de enero de 2014

Siente



En mi opinión, la peor crítica para una película es «entretenida». Para mí, ver una película no es sinónimo de entretenimiento, para mí tiene que transmitir algo, bien sea emoción, tristeza, nostalgia, miedo, felicidad, pero una buena película tiene que hacernos sentir. (Aunque claro que hay películas que no nos hacen sentir nada y están hechas simplemente para pasar el rato, pero esas son las malas películas, yo hablo de cine de calidad).
En la vida, pasa lo mismo. No quiero que, si en mi lecho de muerte me preguntara qué adjetivo encajaría mejor para describir mi vida, fuera la palabra «entretenida». Una vida entretenida es una vida de ver pasar, de mirar pero no observar, de oír pero no escuchar, de tener pero no sentir.
Por eso busco experiencias de todo tipo. Da igual lo maduras o imprudentes que sean, da igual lo largas, lo breves, lo sencillas, lo complejas, lo divertidas o lo aterradoras que puedan ser, lo importante es que sean nuevas experiencias.
Está claro que no todas estas experiencias van a ser correctas, el ser humano se equivoca por naturaleza, y lo más normal al equivocarse, es arrepentirse. Pero arrepentirse, al contrario de lo que se suele pensar, no es algo malo, significa que nos hemos dado cuenta de que lo que en realidad queremos se encuentra en otra dirección.
Nunca sabrás hasta dónde eres capaz de llegar si te quedas sentado en el sofá viendo una película entretenida. Arriesga, curiosea, experimenta, arrepiéntete.

Porque lo peor no son las cosas que han pasado y no deberían haber ocurrido; lo peor son las cosas que no han pasado, pero pedían a gritos ocurrir.


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